¿Sabes el origen de estas danzas? Diferente a lo que todos piensan, te contamos un dato:

Los Diablos de Teloloapan, Guerrero, no representan a Luzbel o a Satanás. Ni al pecado o a la maldad. Ellos encarnan el espíritu rebelde que le dio patria a los mexicanos durante las primeras décadas del siglo XIX con la gesta independentista, se trata de los diablos insurgentes.

Cerca del año 1818, tras la muerte de Hidalgo y Morelos, la esperanza libertaria aún se respiraba entre los insurgentes que continuaban la lucha en lo que hoy es el norte del estado de Guerrero, donde Pedro Ascencio Alquisiras (1778-1821), brazo derecho de Vicente Guerrero (1782-1831), fue sitiado por los realistas en el poblado de Teloloapan.

 

 

Sin armas y con pocos hombres, al lugarteniente de Guerrero se le ocurrió tallar máscaras de madera e integrarles cuernos de borrego y chivo. Además, hizo que su gente se vistiera con cueras de gamuza de venado (tipo gabardina) y con ixtle tejieron enormes chicotes. Los españoles, al ver a estos “seres malignos” salir de cuevas a la medianoche y al escuchar los bufidos y chicotazos, huyeron despavoridos.

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